sábado, 26 de noviembre de 2011

Esa amante inoportuna, la Soledad.

Cuanto tengo que resignar para tener una pequeña muestra de lo que quiero, como no puedo quemarme con tu fuego, me acerco lo más posible a la hoguera... pero te tengo tan lejos. Y las ganas no me las saca nadie, y las miradas amenazantes no las desdibuja ningun grafito.
Apresurarse y ahora lamentarse de eso, lo que hice hecho está, y tengo que estar satisfecha con lo que tengo.
Por otra parte el envase pequeño...no hay quejas más que las que refieren a la constancia, me gustaría la perioricidad, pero tristemente no se puede... y ahora te vas a perder entre laderas, filos y valles, y a mí me va a volver a atacar la soledad...
A refugiarse en las palabras.



Nchi.
(impaciente por estar paciente)

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